
Qué es la motricidad fina en los niños
Entre mayor sea el uso de los músculos, mientras más practican deportes, tocan instrumentos, utilizan la computadora y la escritura, se va estimulando la motricidad.
Entre mayor sea el uso de los músculos, mientras más practican deportes, tocan instrumentos, utilizan la computadora y la escritura, se va estimulando la motricidad.
Las actividades de motricidad fina no solo nos permiten realizar movimientos pequeños y precisos, sino que también hacen que otros movimientos sean significativos, mejoran el control motor general y están estrechamente relacionados con el desarrollo del sistema nervioso.
Exige al pequeño mayor control de su sistema motor, tanto en el tono muscular como en ejercer determinada fuerza.
Desde el nacimiento hasta los dos años es la etapa en la que se puede dar mayor motivación a los niños y niñas para que desarrollan su motricidad gruesa, según Mariscal. La motricidad gruesa es el dominio del propio cuerpo, por lo tanto, los juegos que estimulen los movimientos armoniosos de los músculos, la agilidad y el equilibrio son importantes, precisó Rojas.
La psicomotricidad fina consiste en la coordinación de movimientos con distintas partes del cuerpo, especialmente aquellos que se realizan con las manos.
Este juego sensorial está enfocado al alumnado de primer ciclo de Educación Infantil, concretamente a alumnado entre 2 y 3 años y medio aproximadamente y clasificaremos pompones atendiendo a su color con unos materiales novedosos y motivadores para ellos. ¿Quieres saber de qué se trata? ¡Pues vamos allá!
Una esponja nueva y limpia, un poco de agua y dos recipientes es todo lo que necesita para esta actividad. Llene con agua uno de los recipientes y deje el otro recipiente vacío. Su hijo puede humedecer la esponja en agua y después exprimirla en el recipiente vacío.
Para que los niños tengan la capacidad de coordinar su cuerpo con precisión podemos ayudarles a través de pautas como el dibujo o la escritura a una edad temprana. De esta manera se empezará a fomentar en ellos la psicomotricidad fina.
Siguiendo las normas de un juego un niño o niña aprende a respetar el turno; desarrolla la creatividad y la imaginación; reflexiona sobre diferentes temas e intenta gestionar sus emociones como por ejemplo, la alegría, la rabia o la frustración, entre otros.
Es imposible hablar del ser humano sin hablar de juego. Así lo define ya Huizinga en su libro Homo Ludens (El Hombre que juega), definiendo la humanidad como la persona que juega, la persona abierta al misterio y a la belleza. Sin duda mucho más sugerente que el homo faber, el hombre que hace o el homo sapiens, el hombre que piensa.